Valencia por la reconstrucción

Las pedanías de València vuelan hacia la nueva normalidad con 31 millones de gasto

José Parrilla

Las tres pedanías de la ciudad de València directamente afectadas por la dana —La Torre, Castellar-l’Oliveral y Forn d’Alcedo— avanzan a pasos de gigante hacia la normalidad. Se trata de una porción pequeña de la ciudad, concretamente del sur de la ciudad, pero la devastación ha sido máxima, incluidas 16 víctimas mortales, la tercera cifra más alta de la registradas en los distintos municipios, solo por detrás de Paiporta y Catarroja. Y hay que recuperar también el lago de l’Albufera, la joya ecológica de la ciudad, que después de la riada vive seguramente el momento más crítico de su milenaria existencia. Todo ello sin contar, además, con los problemas colaterales que sufre toda la ciudad por la caída del consumo o el turismo.


Se hacía necesario, por tanto, un plan de reconstrucción para recuperar moral y económicamente a la capital y específicamente a las pedanías: 4.800 habitantes en La Torre, 6.800 en Castellar-l’Oliveral; y 1.280 en Forn d’Alcedo. Y había que invertir mucho también en recuperar sus términos municipales, el más grande de los cuales —Castellar— no llega a los tres kilómetros cuadrados.


De manera genérica, estos pueblos se beneficiarán de las ayudas previstas por la Generalitat Valenciana y por el Gobierno Central, que abarcan desde las viviendas destruidas a los negocios, pasando por los coches o las dotaciones públicas. Pero a todo ello se están sumando las importantes ayudas ya concedidas o programadas por el equipo de Gobierno municipal, que son subvenciones directas enfocadas a las personas y el tejido económico.


En los presupuestos del año que viene se ha incluido una partida de 10 millones de euros específicamente para los afectados por la dana, pero ya de manera inmediata se han adoptado otras medidas por la vía de la modificación presupuestaria o los contratos de emergencia.


La primera fue a primeros de noviembre, pocos días después de la catástrofe, y consistió en una modificación de crédito de 5 millones de euros para sufragar ayudas de emergencia, fundamentalmente el rescate de personas, trabajos de limpieza y reposición de servicios destruidos. Hay que recordar en este sentido los problemas con la iluminación, las conducciones de agua, la retirada de 2.600 vehículos o simplemente la disposición de espacios para acoger a los damnificados, que fueron alojados en l’Alquería del Basket y en la Petxina.


Y el pasado viernes, en un pleno extraordinario, se aprobó otra modificación de créditos por importe de 7,8 millones de euros con dos objetivos importantes. En esa partida se incluyen 4 millones para ayudar a las tiendas, locales y negocios afectados por la riada. Habrá 4.000 euros para aquellos establecimientos que hayan sido devastados y 2.000 euros para los que, sin haber sido arrasados, sí se han visto afectados por los efectos de la dana. La medida afectará a Faitanar y las pedanías de La Torre, el Forn d’Alcedo, Castellar-l’Oliveral, Pinedo, El Saler, El Perellonet y El Palmar. El plan, denominado genéricamente «En peu, alcem-se», se va a tramitar de manera urgente por razones de interés público.


En esa modificación presupuestaria de 7,8 millones habrá también 3 millones de euros para el Consell Agrari, concretamente para la reparación de caminos y carreteras en las tres pedanías; así como el cambio del convenio con el Gremio de Panaderos, que desde el primer día ha estado sirviendo pan a los municipios de la comarca de l’Horta y las pedanías afectadas por la dana donde se han perdido los hornos.


Finalmente, ese mismo viernes la Junta de Gobierno Local aprobó una partida de 8,7 millones de euros para limpiar y sanear l’Albufera, en este caso mediante la fórmula de los contratos de emergencia. El lago es precisamente una de las grandes preocupaciones del ayuntamiento en este momento. Lo es del consistorio y de todas las administraciones, pues se trata de un parque natural que, además, ya ha iniciado el camino para convertirse en Reserva de la Biosfera.


Según los informes de la Oficina Municipal de la Devesa-Albufera, el lago está pleno de residuos vegetales, contaminantes químicos y sedimentos que amenazan la fauna, la pesca y hasta el cultivo del arroz. En un primer informe de este servicio ya se apuntaba la necesidad de invertir cerca de 10 millones de euros para recuperar su estatus anterior a la riada. Y se advertía igualmente de la necesidad de salvar la campaña del arroz, para lo cual habría que reponer motas antes de que acabe el mes de febrero.
Si sumamos los 13 millones de las dos modificaciones de crédito, los 8,7 de l’Albufera y los 10 de los presupuestos municipales del año que viene, las ayudas del Ayuntamiento de València suman ya más de treinta millones de euros.


La idea del consistorio, conjuntamente con las universidades valencianas, es trabajar en tres ejes específicos: la revisión de las infraestructuras hidráulicas, la recuperación económica, y la revitalización de l’Albufera. Y para ello, además de las ayudas municipales, el equipo de gobierno municipal pide agilidad en las aportaciones del Estado y de la Generalitat. También de Europa, a cuyos responsables advierten de que la declaración de l’Albufera como Reserva de la Biosfera es ahora más importante que nunca.
La alcaldesa de València, María José Catalá, ha pedido también que el Gobierno central meta dentro del paraguas de la declaración de emergencia nacional a toda la ciudad de València, que se ha visto gravemente afectada por las derivas de la dana, sobre todo el comercio y el turismo.


De hecho, esta misma semana se han presentado dos campañas municipales para recuperar la actividad. Una dirigida a revitalizar el comercio, en la cual se han implicado directamente la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Confemercat y la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico. La otra para dinamizar el turismo, que se ha hundido como consecuencia del desplome de la marca València. Esta campaña será la más importante de la historia en esta materia, con una inversión de 1,5 millones de euros.


Con todo ello, la normalidad se hace camino a buen ritmo. Los pueblos recuperan el pulso y los primeros árboles de Navidad marcan definitivamente esa tendencia.


Para la alcaldesa de València, María José Catalá, ahora lo que hace falta es unidad de todas las fueras políticas y sociales. «Tengo claro que solo podremos levantarnos de forma definitiva desde la unidad y desde el trabajo intenso para ayudar a quienes más lo necesitan», asegura.

Las tres oficinas municipales atienden más de 700 peticiones

Una de las primeras medidas puestas en marcha por el Ayuntamiento de València para ayudar a los afectados por la dana ha sido crear, en los días siguientes al desastre, tres oficinas especiales en las tres pedanías para atender las necesidades de los vecinos y canalizar sus peticiones de ayuda, tanto del ayuntamiento como de las administraciones autonómica y central. Estas tres oficinas, que según su ubicación conviven también con los ambulatorios, universidades populares y otros servicios municipales, han tramitado ya más de 700 peticiones de ayuda, siendo la más habitual la de los 6.000 euros de la Generalitat Valenciana para recomponer los hogares, seguida por las ayudas para los automóviles, que constituyen el grueso de las pérdidas materiales en estas poblaciones. La situación del vecindario, no obstante, es complicada también desde el punto de vista mental, por lo que inmediatamente se montó una servicio sicológico donde canalizar estos problemas. Las necesidades físicas y las mentales atendidas al mismo tiempo.